Cierto
día, alguien preguntó a Jesús:
—¡Oh, profeta! ¿Cuál es la cosa más terrible en este mundo?
—¡Oh, profeta! ¿Cuál es la cosa más terrible en este mundo?
Y
Jesús respondió:
—¡La cólera de Dios, pues incluso el infierno teme esta cólera!
—¡La cólera de Dios, pues incluso el infierno teme esta cólera!
Quien
había hecho la pregunta dijo entonces:
—¿Existe algún medio para evitar la cólera de Dios?
—¿Existe algún medio para evitar la cólera de Dios?
Jesús
contestó:
—¡Sí! ¡Hay que abandonar la propia cólera!
—Pues los hombres malvados son como pozos de cólera.
—Así es como se convierten en dragones salvajes.
—¡Sí! ¡Hay que abandonar la propia cólera!
—Pues los hombres malvados son como pozos de cólera.
—Así es como se convierten en dragones salvajes.
Es
imposible que este mundo ignore los atributos contrarios. Lo
importante es protegerse de las desviaciones. El orín existe, y no
podrá convertirse en agua pura sin cambiar de atributos.
Moraleja:
quien de la ira se deja vencer, se expone a perder.
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