A
través de un ventanuco enrejado, miraba al exterior, un hombre que
había sido encarcelado injustamente.
Todos
los días, el preso se asomaba para ver pasar al otro lado de las
rejas, los viandantes y seguidamente, se reía a carcajadas. El
carcelero, sorprendido de la actitud del recluso, un día le
preguntó:
—¿Por
qué te ríes de los que están libres?
Y
el preso contestó:
—Me
río de la mayoría de ellos, porque están presos del tiempo, del
trabajo o de sí mismos.
Moraleja:
La libertad está
en ser dueños de la propia vida
(Platón).
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