Cedro

sábado, 31 de enero de 2015

¿Qué hacer con el ego?

El anciano y venerable Maestro, acompañado por sus fieles discípulos, dieron un paseo por el bosque, donde llevaban días de meditación y retiro espiritual.

Era la ocasión de ver varios ascetas, entregados cada uno a penitencias muy severas. Uno de ellos, estaba colgado boca abajo de un árbol; otro se tendía sobre espinos; y otro se alimentaba solo de hierbas.

Uno de los discípulos expuso:
—Maestro, nos has enseñado que el cuerpo es un templo del Divino y no debemos maltratarlo, sino cuidarlo. Estos ascetas, ¿obtienen méritos, o someten su ego?

Otro discípulo, interesado por el tema preguntó:
—Sí Maestro háblanos del ego, ¿quiere decir esto, que tenemos que matarlo?

Y el Maestro, apaciblemente manifestó:
—Los peligros del ego son enormes: divide, enfrenta, es soberbio, posesivo, codicioso, rencoroso, odia y consume toda posibilidad de amor y felicidad.
Nada hermoso puede surgir de un ego envanecido, no se trata de matarlo, sino de transformarlo y ponerlo al servicio de la “acción noble”.

Un tercer discípulo replicó:
—Pero no entiendo, cómo puede haber ego y no a la vez..

El Maestro precisó a todos ellos:
—Con demasiado ego, nadie puede ser feliz, ni tener capacidad para hacer felices a los demás. Pues el ego se viste con la máscara del egoísmo, la vanidad, la soberbia, el orgullo, la avaricia, la ira, el odio... Es necesario vigilar el ego y debilitarlo.

Y para aclarar la cuestión, el Maestro decidió ponerles un ejemplo, con un trozo de soga que prendió; dejando a los discípulos perplejos, ya que no sabían que relación podía tener la soga ardiendo, con el ego.

Totalmente quemada la soga, el Maestro ordenó:
Traedme ahora la soga.

Cuando los discípulos trataron de coger los restos de soga, ésta se disolvió. Y el Maestro sentenció:
—Así hay que someter y reducir al ego, hay que dejarlo en el esqueleto; porque mientras viva en este cuerpo-mente, seguirá latiendo, aunque de forma muy tenue.

Los discípulos comprendieron y agradecieron las enseñanzas al mentor.

Moraleja: quien se crea una estrella, que mire al cielo de noche.



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