Cedro

sábado, 31 de enero de 2015

El viciado vicio

Perdido el hombre, por casi todos los vicios que atormentan el alma, caía una y otra vez en los mismos de forma irrefrenable.

Ante la intención de avanzar en su estado autodestructivo, fue a consultar con un sabio, al que preguntó:
¿Cómo puedo dejar las malas costumbres? Quiero abandonarlas, pero tienen más poder que yo.

Y el sabio le respondió con un ejemplo:
Tu tienes una sed continua, e intentas saciarla con sal. Deja de comer sal y dejarás de estar sediento.

Moraleja: quien un mal hábito adquiere, esclavo de él vive y muere.




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