Paseaba
el Maestro junto al río, cuando observó que un escorpión se estaba
ahogando, y movido por su condición, decidió sacarlo del agua.
Apenas
lo había cogido, el alacrán le picó, y de la reacción de dolor,
el Sabio lo soltó y el animal volvió a caer al agua. El Maestro
intentó sacarlo una vez más y de nuevo el animal le clavó el
aguijón. Un discípulo que lo estaba viendo, se acercó y le
advirtió:
—Disculpe Maestro, pero es usted terco. ¿Cada vez que intente sacarlo del agua, el escorpión le va a picar?
—Disculpe Maestro, pero es usted terco. ¿Cada vez que intente sacarlo del agua, el escorpión le va a picar?
Y el Sabio le respondió:
—La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Y con la protección de una hoja, el Maestro sacó el alacrán y le salvó la vida.
Moraleja:
el mal sea, para quien lo desea.
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